Es una técnica que permite analizar genéticamente el embrión en el laboratorio antes de su implantación. Permite detectar alteraciones cromosómicas en los embriones para evitar la transferencia de embriones que no podrán dar lugar a un bebé sano.
Entre el 5º y 6º día de desarrollo del embrión, se extrae una pequeña porción de células del embrión (realizando lo que se conoce como biopsia embrionaria). Ese mismo día, se vitrifica el embrión biopsiado hasta tener los resultados del PGT-A.
El laboratorio tarda unos 10 días en obtener resultados, pero gracias a esa pequeña espera las probabilidades de éxito del tratamiento se multiplican.
El Test Genético Preimplantacional se realiza con el propósito de seleccionar embriones que tengan la cantidad correcta de cromosomas y, por lo tanto, sean más propensos a resultar en un embarazo exitoso y un bebé sano. Esto es particularmente relevante para parejas con historial de abortos espontáneos recurrentes o que han tenido dificultades para concebir.
Durante el proceso de PGT-A, se toma una pequeña muestra de células del embrión (blastómeros o células del trofoectodermo) y se analiza su composición cromosómica. Los embriones que se encuentran con el número correcto de cromosomas se seleccionan para la transferencia al útero materno, lo que aumenta las probabilidades de un embarazo exitoso y reduce el riesgo de abortos espontáneos o trastornos genéticos.
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